lunes, 5 de octubre de 2020

La Tierra llamando a Ana, un corto para #cineyeducación con #pedagogiafrentepirateria

No siempre es posible hacer los proyectos cuándo se quiere. En esta ocasión, el corto, ha ido por festivales y ya lleva en su trayectoria más de 100 premios. Un palmarés más que considerable por el que felicitar al equipo.

Nos ha costado poder encontrar el momento, pero ha llegado, con pandemia, pero ahí estamos. Ya podemos utilizar el corto en visionado en aulas solicitando la proyección con antelación en la siguiente direccíon  ceroonair@gmail.com

Y una introducción, de lujo,  al uso educativo de La Tierra llamando a Ana.

Maria Antonia Casanova, nos había preparado ya el texto pero, hasta hoy, no se ha podido enlazar a un proyecto muy necesario en el curso 2020/21 con los más que imprescindibles Planes de Alfabetización Audiovisual en las aulas. El corto, una duración perfecta para acometar esa actividad de cine en el aula.

Salvar los silencios, salvar las distancias

 

“El silencio es una gran distancia”, nos dice Ana.

Los muros, visibles e invisibles, también.

La vista salta el muro, la voz salta el muro… Pero cuando aparecen barreras infranqueables, la incomunicación se hace patente y la soledad se empodera en la persona.

Hay que “pontificar”, tender puentes que acerquen las orillas, que rompan la distancia, que superen el silencio obligado, no pretendido ni buscado. Reconozcamos, sin embargo, que también hay silencios comunicativos, que permiten sentirse más cerca de alguien, que hablan e invaden nuestro ser y nos hacen sentir la compañía con una profundidad desacostumbrada. Silencios que nos iluminan e invitan a reinventarnos.

La comunicación todo lo puede. Por encima de obstáculos insalvables, una persona es capaz de aproximarse a otras mediante la voz, la palabra que vuela desde los ojos, las manos o la sonrisa. No importa cómo se exprese. No importa con qué silencio. Cualquier gesto es bueno para comprenderse, para unirse a la humanidad, para ser con los otros. Cualquier sosiego es bien recibido para lograr la comprensión mutua.

El diálogo es la base de la convivencia. Somos diferentes y entendemos el mundo (nuestro mundo cercano) de formas diversas. Pero somos expertos, cuando queremos, en acortar desigualdades, discrepancias, alejamientos…

La ruptura, la separación, la incomprensión, la confusión, la indiferencia, la tensión, el disgusto, la dureza, el atropello, la violencia…, son frutos directos de la incomunicación, del desconocimiento mutuo, de la desconfianza que este genera.

A través de las bellas imágenes de “La Tierra llamando a Ana” y de su impactante melodía, se nos muestra esta realidad dura y fácil, agresiva y tierna, distante y próxima, rotunda y, sin embargo, posible de obviar.

La palabra nos salva, nos conecta. Nos presenta el mundo de un modo u otro, según dicta nuestra cultura, nuestro contexto, nuestro anhelo de inclusión en el verbo de todos. Por eso es el nexo más preciado para alcanzar una sociedad en comunidad universal.

El esfuerzo, la voluntad, el ideal utópico nos empujan hacia mundos mejores. Se pueden alcanzar uniendo las voces, las manos, las miradas y, por qué no, los silencios plurisignificantes.

Los procesos pueden resultar difíciles, pero poco a poco vamos aproximando posturas hasta llegar a entendernos. El final es feliz. De plena comunicación. Hacia ella caminamos, gracias a muchos trabajos como este que ahora nos es posible disfrutar y admirar.

Mª Antonia Casanova

Madrid, junio 2019